domingo, 22 de abril de 2007
::: Eztrés! :::
Observaciones

La memoria es una de las herramientas más utilizadas dentro de nuestro mundo cotidiano. Necesitamos diariamente almacenar cientos de datos, y utilizar los miles de datos que ya poseemos simplemente para tomar el autobús correcto o para llegar a la calle a la cual debíamos llegar a tiempo.
La fragilidad de la memoria es tan normal hoy por hoy como lo es alimentarnos, sobretodo en el caso de nosotros, los estudiantes, quienes debemos ejercer un excesivo uso de nuestra memoria para poder cumplir con nuestras obligaciones. A raíz de esto, notamos que en la escuela se repiten variadas veces los fallos de memoria, como cuando un alumno no puede recordar la clase del día anterior, o un profesor no puede avanzar en su clase por quedarse en blanco. Sin olvidar, claro está, el hecho de los gustos, sobretodo en la escuela: para algunos jóvenes memorizar sesenta mil palabras de inglés es sencillo, mientras que no pueden recordar más de cien palabras en español.
Hay casos mucho más serios, como es el hecho de olvidar completamente quienes somos, y aunque no es muy común, hemos archivado casos puntuales; otros, como el ir de una habitación a otra tratando de recordar qué es lo que buscamos, y en casos peores, para qué lo deseábamos.
Ahora también, muchas personas tratan de combatir los efectos con los típicos remedios caseros y trucos tradicionalistas como el comer chocolates o castañas antes de una prueba ayudan a un joven a acordarse de todo.
Por otro lado, hay repetidos casos de formas alternas de cómo recordar cosas importantes, como lo son las típicas cintas de color y los asteriscos en los cuadernos, pero como hoy la tecnología es tan avanzada, nuestra mente está floja, las agendas electrónicas nos recuerdan cuando queramos y a la hora que queramos lo que tenemos que hacer.


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No sé cómo cerrarlo ....
 
posted by Andrés M. at 5:18 p. m. | Permalink |


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